2025
EnsayoPor Solange Martinson Tejada, Psicóloga y estudiante del diplomado “Sustentabilidad y regeneración ecosocial” del Instituto para el Desarrollo Sustentable UC
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Uno de los modelos más relevantes revisados durante el curso es el de los 3 Horizontes. Este modelo parte de la observación de que los procesos económicos, tecnológicos, públicos y de la humanidad presentan un ciclo similar: nacen, muestran un crecimiento, luego alcanzan su pico y comienzan a declinar hasta morir (Curry & Hodgson, 2008). El modelo se ofrece como herramienta de exploración y comprensión de cómo los patrones de funcionamiento o adecuación funcional entran y salen de vigencia según las necesidades y circunstancias. Además, ofrece una mirada sistémica y resulta especialmente útil al momento de envisionar los posibles futuros de la humanidad con más claridad: reconocer dinámicas de conflicto, habilitadores y definir la hoja de ruta más directa para crearlo. Dicho desde una metáfora, nos sirve para dirigir nuestro buque al norte con la menor cantidad de desvíos posibles. Considerando los límites planetarios (Francisco Urquiza, comunicación personal, 09 de julio de 2025), eficientar los esfuerzos se torna crucial dado que estamos en un momento de multicrisis, y posiblemente cruzaremos un punto de no retorno.
En la misma línea del modelo de los 3 Horizontes, encontramos esfuerzos internacionales interesantes de destacar: el primero es el que realiza la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2025) para impulsar la alfabetización del futuro. Esta capacidad está orientada a ayudar a las personas a entender por qué y cómo pensamos el futuro para preparar e interactuar de mejor manera con la complejidad y novedad. Desarrollar y educar en esta habilidad mental es una tarea que no solo beneficia a las personas en su capacidad de dirigir sus vidas, sino que facilitará crear el futuro sostenible que soñamos. El segundo esfuerzo global interesante de rescatar es el de los Objetivos de Desarrollo Interior (Inner Development Goals [IDG], 2025), que nos invitan a plantearnos las habilidades que las personas debemos desarrollar para avanzar a un ritmo más acelerado en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible al 2030. Uno de los pilares es el pensamiento y en él encontramos la habilidad de visualizar el futuro a largo plazo. Además, esta plataforma ofrece ejercicios concretos de visualización intergeneracional inspiradores, que invitan a la reflexión y conexión.
Dicho lo anterior, es que en el presente ensayo se indaga acerca de la relevancia del desarrollo de la capacidad de pensar en el futuro y cómo el modelo de los 3 Horizontes es una herramienta facilitadora del cambio hacia la construcción de un mundo sustentable. En particular, se pretende sostener que existen dos niveles de catalizadores importantes, el primero a nivel individual que refiere a un ejercicio de observación y reflexión, y el segundo a un nivel colectivo que rescata el poder de conectar con otros. El ejercicio de mirar hacia el futuro debe llevarse de lo interno a lo colectivo para alcanzar su máximo potencial transformador. Se plantean ejemplos en cada uno de ellos desde una mirada del contexto social chileno.
Desde la perspectiva de la psicología parece natural preguntarse por los procesos mentales o cognitivos que inducen o motivan el cambio; las creencias y motivaciones son el núcleo de, por ejemplo, un proceso psicoterapéutico, o de cambios sociales, incluso mundiales. Para quienes buscan una transformación hacia un mundo sustentable y en armonía con el entorno se abre la pregunta de cómo se logra entregar una experiencia profunda que invite a una mayor consciencia, al cambio, a volver a conectarse con el entorno natural y comprender la inexorable conexión del humano con la naturaleza para hacer posible nuestra existencia. En el fondo, desde esta disciplina podemos preguntarnos cómo lograr cultivar una actitud de cuidado y reciprocidad en las personas.
Este encuentro es esencialmente intrapersonal, es decir, ocurre en el mundo interno, en nuestra psiquis, y tiene relación con la capacidad de introspección y autorreflexión del ser humano. Se puede plantear que se enmarca en la búsqueda de sentido y/o espiritualidad, y la construcción de la identidad. Sin duda, puede traer una vida más plena y con propósito, pero también puede traer dolor y sufrimiento. Como profesionales de la salud, es relevante observar este efecto y vale la pena comprenderlo mejor.
En la actualidad se ha instalado el término eco ansiedad y duelo ecológico para incorporar los síntomas de ansiedad y depresión que provienen de la consciencia de la pérdida de biodiversidad, y la crisis climática. Es un término relativamente reciente, que ha permitido etiquetar estas experiencias que se encuentran al alza en nuestra población y son la evidencia concreta de la desconexión que sufrimos. Dicho en positivo, de la necesidad de conexión del ser humano. Aplicando el modelo de los 3 Horizontes, podemos ver una fuerza regeneradora, en este caso que emerge desde el dolor (que asignaremos como H2) y que nos invita a actuar. Tomando las sabias palabras de Joanna Macy “tenemos que conectar con el dolor del mundo, que nos movilice a actuar” (Francisco Urquiza, comunicación personal, 11 de julio de 2025). La advertencia como profesionales de la salud es a no dejar que esta fuerza del H3 sea absorbida por la medicina moderna, que suele medicar y tapar las emociones con fármacos para facilitar nuestra función productiva, y buscar maneras de acompañar y sostener ese dolor guiándolo hacia la transformación (en este ejemplo, lo que corresponde al H3). Se puede decir entonces, que, si pretendemos construir una visión de futuro en armonía, la primera transformación viene desde nuestra capacidad de cuidado, desde nuestros propios corazones que buscan conectar y cuidar.
Dado que lo individual no existe sin contexto, lo anterior no desconoce que somos seres sociales, insertos en un contexto familiar, regional y social, lo que influye fuertemente nuestra visión de vida. Antes de entrar en el análisis del potencial de lo colectivo, se hace necesario detenerse a observar el contexto en la sociedad moderna en Chile: nos encontramos con estilos de vida que tienden al individualismo, la competencia y un ordenamiento socioeconómico neoliberal. Además, históricamente, cargamos con la cicatriz mal curada de la dictadura militar, lo que no solo ha significado una constante polarización de miradas, sino también un trauma intergeneracional profundo. ¿Cómo podemos mirar el futuro negando estos dolores?, que sin estar resueltos o elaborados irrumpen en nuestros estilos de relacionamiento constantemente, sin que podamos evitarlo.
Citando a Mariane Krause, académica de la Escuela de Psicología UC, quien, a propósito de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado, se pregunta, “¿Es compatible ese individualismo con la búsqueda de cambios sociopolíticos? Por eso lo que parecían grandes consensos resultó ser súper frágil al final [refiriéndose al proceso constituyente]. La sociedad chilena necesita consensos básicos mínimos y estables en el tiempo.” (Krause, 2023). Lo que menciona Krause viene a revelar que, si no solucionamos problemas sociales más profundos, difícilmente podremos imaginar un futuro sostenible, conectado, y en armonía con la naturaleza.
Una vez dicho esto, y desde una mirada más general, se puede decir que enfrentamos problemas de pobreza, desigualdad, baja calidad en la educación, delincuencia, entre tantos más que se unen a la deslegitimación de las instituciones, falta de cohesión y descontento social, el que marcó su fuerza durante octubre de 2019. Vemos que nuestras estructuras sociales siguen respondiendo en gran parte a un diseño anticuado, cortoplacista que sigue a toda costa el statu quo o como se suele denominar el “business as usual”.
Considerando este escenario, desde el lente del modelo de los 3 Horizontes se hace interesante observar lo ocurrido con el proceso constituyente. Bajo el modelo, podríamos designar en el H2 el proceso en sí mismo como fuerza innovadora, una oportunidad de cambio frente al escenario descrito en el párrafo anterior (designado como H1). Y finalmente, se designa en el H3 el futuro donde los chilenos hubiéramos podido ver aplicados los principios de: la nación plurinacional, la protección a los pueblos indígenas, la desprivatización del agua, protección del medioambiente, la descentralización del Estado, entre otras propuestas discutidas durante el proceso. Si imaginamos el gráfico, vemos que esta fuerza fue absorbida por el H1 casi completamente. Y hoy, se considera el proceso constituyente como un gran fracaso.
Este proceso social, donde el H2 es absorbido por el H1, también se puede observar a nivel individual o familiar cuando vemos que nuestras preocupaciones y energías se destinan a buscar seguridad tanto física como económica, y poco espacio queda para las preocupaciones medioambientales y menos para entrar en reflexiones que no aportan directa y claramente a un beneficio inmediato. Según IPSOS (2024), “el 59% de los chilenos creen que reducir la delincuencia debería ser la principal prioridad del gobierno, (…) mientras que un 31% quiere que las autoridades se enfoquen en el desarrollo de empleo y de la economía, y otro 10% menciona proteger la salud de las personas y el medio ambiente”. En este caso, los intentos de buscar alternativas más sostenibles y conectadas con el medio ambiente, suelen ser opacadas por la conveniencia del día a día o la complacencia social, por ejemplo, ir al supermercado y comprar fruta envuelta en plástico o usar el auto en vez del transporte público.
Entonces, ¿cómo podemos caminar hacia un futuro más sostenible? Lo anterior nos trae un contexto desalentador si esperamos que el cambio de patrón nazca solamente desde la introspección de las personas, o de una conexión espiritual, que sin duda es muy poderosa cuando ocurre. Se necesita más que eso, y es aquí donde se debe observar el potencial de la conexión con otros, el poder colectivo de imaginar juntos un futuro más sostenible. En este ejercicio, confirmamos experiencialmente que somos parte de un todo inmensamente complejo,
En este punto se produce un salto exponencial para la transformación que nuestra región y el mundo necesita. Sabernos acompañados y capaces de “marcar tendencia” cuando nos unimos por un interés común, – y es abordable a nuestra escala de acciones-, instala esa luz de esperanza de un mundo mejor. Un ejemplo interesante es el consumo de carne. Hoy más del 46% de la población chilena declara haber reducido su consumo de carnes rojas, ya sea por motivos de salud o preocupación por los animales y el medioambiente (IPSOS & Fundación Veg en Transforma Alimentos, 2024). Lo que partió desde la consciencia de algunas personas, se fue contagiando hasta crear una comunidad robusta, organizada, que demanda un cambio a mayor escala.
Volver a tejer las hebras sociales, re-conectarlas, no sólo entrega un sentido colectivo, sino que habilita el fortalecimiento de la democracia, es decir, espacios de participación donde se pueden solucionar problemas sociales relevantes como la alimentación, delincuencia, cuidado, uso eficiente de recursos, salud, educación, entre otros con la articulación de los diversos actores de un territorio.
Según Margaret Wheatley y Deborah Frieze (2006), el mundo no cambia por el cambio de cada persona individualmente, si no por el hecho de descubrir que tenemos un objetivo y visión común de lo que es posible junto a otros. Por tanto, este factor colectivo, que las autoras luego proponen en forma de comunidades de práctica, tiene una cualidad diferente de influencia que será determinante para llevar a cabo el cambio que necesitamos.
La reflexión en torno a la capacidad de pensar el futuro desde una perspectiva psicológica nos muestra que los procesos de cambio son circulares y complejos, y que operan en distintos niveles. La propuesta es entenderlos desde el gatillante individual y el interpersonal o colectivo. En nuestro contexto nacional, marcado por la polarización, la desconfianza institucional, el trauma colectivo y el individualismo, atreverse a pensar el futuro es un acto tan espiritual como político. No basta con sentarse a reflexionar, o tan solo atender una webinar de cambio climático; es una transformación de nuestro aparecer en el mundo, que incide en nuestra manera de vincularnos con nosotros mismos, con los otros y las redes que somos capaces de generar.
Esta mirada integral o sistémica, puede sonar más compleja, pero presenta una oportunidad de cambio relevante, que comprende al humano en sus diversas dimensiones (alma, psique, familiar, social, global). En este sentido el modelo de los 3 Horizontes es una herramienta concreta, adaptable a distintos contextos y niveles de comprensión que nos puede enseñar un camino más claro hacia la construcción de un futuro sustentable. Gracias a la versatilidad de este modelo y otros como los IDG y la alfabetización del futuro (UNESCO), se puede transferir con más facilidad la capacidad de pensar el futuro. Con ojos de esperanza se observa en diversos ámbitos un creciente interés por educar en estas nuevas lógicas que salen “de la caja”.
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Bibliografía
Curry, A., and A. Hodgson. Seeing in Multiple Horizons: Connecting Futures to Strategy. Journal of Futures Studies 13, no. 1: 1–20 (2008)
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. (03 de Agosto de 2025). Futures Literacy & Foresight. https://www.unesco.org/en/futures-literacy#:~:text=%C2%BFQu%C3%A9%20es%20Futures%20Literacy%20(FL,liderazgo%20innovador%20y%20soluciones%20sostenibles.
Inner Development Goals. (03 de Agosto de 2025). Framework. https://innerdevelopmentgoals.org/framework/#explore.
Krause, M. (05 de septiembre, 2023). “Chile pone siempre la culpa en el otro”. Academia en los Medios. Pontificia Universidad Católica de Chile. https://www.uc.cl/academia-en-los-medios/chile-pone-siempre-la-culpa-en-el-otro/#:~:text=Lo%20que%20pase%20con%20nosotros,(…).
IPSOS, (02 de julio de 2024). Seis de cada 10 chilenos piden que la prioridad del gobierno sea reducir la delincuencia por sobre el impulso a la economía. https://www.ipsos.com/es-cl/seis-de-cada-10-chilenos-piden-que-la-prioridad-del-gobierno-sea-reducir-la-delincuencia-por-sobre
IPSOS & Fundación Veg (s.f.). El veganismo crece en el mundo y se posiciona como un movimiento político y social. Transforma Alimentos por CORFO. https://transformaalimentos.cl/2024/11/20/el-veganismo-crece-en-el-mundo-y-se-posiciona-como-un-movimiento-politico-y-social/
Wheatley, M. & Frieze, D. (2006). Using emergence to take social innovations to scale. https://www.margaretwheatley.com/articles/emergence.html
Apellido, A., Apellido, B., y Apellido, C. (20 de mayo de 2020). Título del artículo de la página web. Nombre del sitio web. https://url.com
*Negritas seleccionadas por la editora.