La complejidad de la pobreza más allá del ingreso

12 de Septiembre 2023

En la primera columna mensual de SDSN Chile, Rodrigo Álvarez, coordinador de la red nacional, aborda la comprensión de la pobreza más allá de términos monetarios, buscando una aproximación más compleja y multidimensional. “Si bien la pobreza por ingresos fue un factor importante durante el siglo XX, no es adecuada para evaluar el desarrollo sustentable en el siglo XXI”, plantea el autor.

Por Rodrigo Álvarez Véliz, Coordinador SDSN Chile.

Las diversas formas en que se manifiesta la pobreza dan cuenta de las limitaciones de las mediciones por ingreso. La pobreza extrema, por ejemplo, sigue considerándose “vivir con menos de 2,15 dólares por persona por día” según organismos internacionales como el Banco Mundial y Naciones Unidas. La Agenda 2030 busca superar esta limitación incorporando la multidimensionalidad en una de las metas del primer Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) – 1.2 Proporción de hombres, mujeres y niños de todas las edades que viven en la pobreza en todas sus dimensiones – al igual que el Índice de Pobreza Multidimensional del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, que aborda la pobreza en sus múltiples expresiones e interrelaciones. 

Desde los 2000s ha habido múltiples esfuerzos para comprender la pobreza más allá de términos monetarios, buscando una comprensión más compleja y multidimensional. Desde el PNUD y el Banco Mundial se han promovido mediciones multidimensionales de la pobreza que han sido incluidas en la principal herramienta de medición de la pobreza en Chile, la encuesta CASEN. La multidimensionalidad nos permite entender la pobreza en su carácter estructural, y en relación con el acceso a dimensiones básicas del desarrollo humano como la salud, la vivienda, el empleo y la seguridad social. De esta manera, se busca medir de modo sistemático un conjunto de carencias que afectan sensiblemente a la calidad de vida y el bienestar en los hogares.

La Agenda 2030 y su primer ODS de acabar con la pobreza en todas sus formas, se alinea con el primer objetivo trazado por los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) 2000 – 2015, de erradicar la pobreza extrema y el hambre. Sin embargo, en esta primera agenda las metas vinculadas con la pobreza se relacionaron exclusivamente con ingresos y ocupación. El informe final de los ODM en 2015 mostró resultados positivos en reducción de más de la mitad de las personas que vivían en situación de pobreza extrema en países en desarrollo, pasando de un 47% en 1990 a un 14% en 2015. No obstante, el 14% (836 millones de personas) sigue siendo un número muy desafiante, más aún si consideramos que sólo se midió por ingreso y no multidimensionalmente, que en la mayoría de los casos incrementa las cifras. Entendiendo estas limitaciones, los ODS buscan darle continuidad a los ODM ampliando el marco conceptual de la pobreza y mostrando la evolución del debate, al incluir conceptos como protección social, educación, salud, acceso a servicios básicos y nivel de vida, lo que nos sitúa en un mejor plano para enfrentar la pobreza en todas sus dimensiones. 

Las cifras positivas mantenidas por los ODS entre 2015 y 2020 se vieron interrumpidas por la pandemia del COVID-19, donde se estancaron gran parte de los avances. Ese año, la proporción de personas en pobreza extrema aumentó por primera vez después de 20 años, rondando los 665 millones de personas en 2022. Sumado a esto, la pandemia trajo repercusiones en áreas como la educación y el empleo, lo que podría tener consecuencias negativas en los resultados de la pobreza multidimensional, que aún no se materializan. A mitad de camino de la Agenda 2030, la superación de la pobreza sigue ocupando un importante lugar con carácter de urgencia. 

El panorama de Chile en la pobreza multidimensional

En el panorama global del desempeño en la Agenda 2030, Chile posee buenos números en comparación a sus pares de la región, siendo rankeado en la posición 30° a nivel mundial en el último Sustainable Development Report de la Sustainable Development Solutions Network (SDSN), contando con importantes avances en algunas metas e indicadores, sobre todo en los relacionados con los ODS 2, 3, 4, 5, 6, 7 y 17. No obstante, dentro de la medición del ODS 1 ‘fin de la pobreza’ en tal informe sólo se consideraron tasas e índices de pobreza en términos monetarios. 

En el último Informe Nacional Voluntario de Chile para la Agenda 2030 se materializa la medición multidimensional de la pobreza en el ODS 1, en línea con este enfoque a nivel global. Las cifras de pobreza desde 2000 en adelante medidas por la CASEN son positivas y de disminución de la pobreza por ingresos, y desde 2013, en pobreza multidimensional. No obstante, siguiendo la misma tendencia que el ODS 1 a nivel global, las cifras de pobreza por ingresos aumentaron en 2020 dados los efectos de la pandemia (y el estallido social del 2019), subiendo de un 8,5% en 2017 a un 10,7% en 2020 (las de pobreza multidimensional no pudieron ser medidas dado el contexto sanitario). Tras una serie de acciones estatales que buscaron mitigar tales impactos, como las ayudas monetarias directas y el retiro de los fondos de pensiones, las cifras de 2022 muestran un retorno a las bajas, pasando a un 6,5% de pobreza por ingresos y 16,9% de pobreza multidimensional.

La multidimensionalidad de la pobreza en Chile es medida en 4 dimensiones: educación; trabajo y seguridad social; salud; vivienda y entorno, y desde 2015, se ha agregado una quinta dimensión sobre redes y cohesión social. Las cuatro primeras cuentan con un 22,5% de ponderación cada una, y la última con un 10%. En la CASEN 2022 la multidimensionalidad de la pobreza mostró una disminución de 3,4 puntos porcentuales a nivel nacional; 8,6 puntos porcentuales de disminución en zonas rurales y 2,6 en áreas urbanas; una disminución en la población masculina de 3,5 puntos y de 3,1 puntos en la población femenina. A nivel regional, varias regiones disminuyeron de manera estadísticamente significativa su pobreza multidimensional (Ñuble, Araucanía y Maule principalmente), y no estadísticamente significativa, pero si una disminución en Arica y Parinacota, Tarapacá, Valparaíso, Los Ríos y Magallanes. La única región que aumentó su tasa de pobreza multidimensional fue la de Antofagasta en 1,1 puntos porcentuales respecto al año 2017. 

En líneas generales, Chile se posiciona de buena forma en el panorama global de la medición de la multidimensionalidad de la pobreza. La principal herramienta de medición de la pobreza, la encuesta CASEN como un ‘instrumento de alta confiabilidad’, así lo indica. De esta manera, se plantea relevante que los esfuerzos por superar la pobreza no dejen de lado el fortalecimiento de la resiliencia de las personas para evitar recaídas en ella, lo que se relaciona principalmente con asuntos de protección social.

Superar la noción de pobreza basada en ingresos para entenderla como un fenómeno complejo y multidimensional, es clave. El grado de informalidad en los empleos y otras ‘entradas’ a las familias que muchas veces no se ven reflejadas en estas cifras por ingresos, lo demuestran. Se plantea la relevancia de los desafíos pendientes en esta materia, entendiendo su multidimensionalidad, y coordinando agendas y acciones con un foco en la distribución de la pobreza por género, por región, y por áreas rurales y urbanas. Si bien la pobreza por ingresos fue un factor importante durante el siglo XX, no es adecuada para evaluar el desarrollo sustentable en el siglo XXI.

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SDSN Chile es la bajada local de la red de soluciones para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas. El proyecto en Chile es coordinado por el Instituto para el Desarrollo Sustentable UC